1. El nuevo pueblo y “el mundo”
o
La primera respuesta al problema del
cristianismo y la cultura que consideraremos, es la que afirma
incondicionalmente la única autoridad de Cristo sobre el cristianismo y rechaza
resueltamente las pretensiones de lealtad de la cultura. Los temas del amor y
de la fe en Jesucristo se relacionan íntimamente con otras ideas, como la del
perdón de los pecados, el don del Espíritu Santo y la vida eterna. La contrapartida de la lealtad a Cristo y
a los hermanos es el desprecio a la sociedad cultural.
o
El precepto dado a los cristianos dice: “No
améis al mundo ni a las cosas del mundo. si alguien ama al mundo, el amor del
Padre no está en él”. Ese mundo reviste la apariencia de un reino que está bajo
el poder del mal: es la región de la tinieblas, en las que los ciudadanos
del reino de la luz no deben entrar, región que se caracteriza por el
dominio de las mentiras, el odio, y el homicidio: el mundo heredero de Caín.
o Tertuliano:
Fue el más explícito, aparte de los escritores del N.T., el mayor representante
indiscutible del tipo “Cristo-contra-la-cultura” en el cristianismo primitivo.
Su convicción fundamental consistía, sin embargo, en la creencia de que esta
nueva sociedad, raza o pueblo había sido establecida por Jesucristo, su
legislador y rey. El que no pertenece a la comunidad de Cristo está bajo el
dominio del mal. El conflicto del creyente no es con la Naturaleza, sino con la
cultura, pues es sobre todo en esta última donde hunde sus raíces el
pecado. El pecado original se
transmite a través de la sociedad, y si no fuera por las costumbres
viciosas que rodean al niño desde su nacimiento, su alma permanecería buena.
o
Corrupción
y Civilización: Cristo vino no para llevar a los “bárbaros y salvajes a
una civilización; sino que vino con el objeto de iluminar a los hombres ya
civilizados, sujetos a las ilusiones de su misma cultura, para que alcancen el
conocimiento de la verdad.”
2. La Repudación Tolstoiana de la Cultura
o
La Regla de San Benito: Ideal, una vida
cristiana apartada de la civilización, en obediencia a las leyes de Cristo, y
la consecución de una perfección totalmente distinta de los objetos que los
hombres persiguen en la política y en la economía, ciencias y artes.
o
Los
Menonitas: Representan la actitud más extrema. No solo renuncian a toda
participación en la política y rehúsan hacer el servicio militar, sino que
siguen sus propias costumbres y regulaciones en economía y educación.
o
León
Tolstoi: Adoptó la posición radical tan vehemente y consistentemente
como Tertuliano. Jesucristo fue para Tolstoi el gran legislador, cuyos
mandamientos estaban de acuerdo con la verdadera naturaleza del hombre y con
las exigencias de la razón no corrompida. Las palabras de Jesús deben ser interpretadas
literalmente. Así hizo patente que los mandamientos de Cristo eran una
afirmación de la ley eterna de Dios, que Cristo abolió la ley de Moisés, y que
no había venido como la
Iglesia pretendía, a reformar la vieja ley o a enseñar que él
era la segunda persona de la trinidad. El
estado y la fe cristiana son sencillamente incompatibles, por que el Estado
se basa en el deseo de poder y en el ejercicio de la violencia, mientras que el
amor, la humildad, el perdón y la no resistencia inherentes a la vida cristiana
apartan completamente al cristianismo de las medidas e instituciones políticas.
o
La
Iglesia es una invención del diablo; ningún hombre honrado
que crea en el evangelio puede ser sacerdote o predicador; todas las iglesias
son iguales en su traición a Cristo; las iglesias y los estados juntos
representan la institucionalización de la violencia y del fraude.
3. Una Posición necesaria e inadecuada
o
En la historia, estas inhibiciones y negativas
cristianas a las instituciones de la sociedad han sido de gran importancia
tanto para la iglesia como para la cultura. Han suscitado reformas tanto en la
iglesia como en el mundo. La tendencia del cristianismo exclusivista consiste
en confirmar los mandamientos de lealtad a Cristo, de amor a Dios y al prójimo,
dentro de los límites de la comunidad cristiana.
4. Problemas Teológicos
o
Razón
y Revelación: Se tiende de algún modo en el movimiento Radical a
utilizar la palabra “Razón” para designar los métodos y el contenido conceptual
de la sociedad cultural, y la palabra “Revelación” para indicar el conocimiento
cristiano de Dios. Estas definiciones se relacionan con el menosprecio de la
razón y la exaltación de la
Revelación.
o
La Naturaleza y el Predominio del Pecado: La
respuesta lógica de los radicales parece ser que el pecado abunda en la
cultura, pero que los cristianos han pasado de las tinieblas a la luz, y que la
preservación de la comunidad santa de la corrupción es una razón fundamental
para la separación del mundo.
o
La
relación de Jesucristo con el Creador de la Naturaleza y Gobernador
de la Historia,
y con el Espíritu inmanente en la creación y en la comunidad Cristiana:
Tolstoi considera la doctrina de la trinidad como desprovista de todo
significado ético y como una invención corrompida de una iglesia corrompida.
Substituye el Jesucristo de la historia por el espíritu inmanente en Buda, En
Jesús, en Confucio, y en él mismo.
Bibliografía
Richard Niebuhr, “Cristo y la
cultura”, 49-119.